Amor es amar

Antonio Fernández Álvarez

Antonio Fernández Álvarez

«No me rechaces por mi físico, mira mi interior si no te gusta lo que ves entonces solo entonces decide si me aceptas o no. Yo sueño con salir contigo». Era breve la nota que le había enviado a esa chica, se conocieron al comenzar el instituto, ambos llegaron por primera vez a ese nuevo centro, venían de distintos colegios de primaria, mucho tiempo después ambos sabrían que habían accedido con notas sobresalientes en todos los cursos, ahora eso no tendría ninguna connotación ni ella iba a caer rendida a sus pies por ello ni él admiraba a ella sino por ser una joven con un pelo rubio como el trigo bajo el sol, menuda y aunque siempre iba en vaqueros rezumaba cierta elegancia y sofisticación.

La chica cogía de la nota de la mano de su amiga Loli que le indicaba de quien provenía al tiempo que hacía un comentario grosero sobre el chico que provocó la carcajada de ambas.

Juan que desde lejos miraba la escena se le encogió el alma cuando al mismo tiempo de ver la risas de las chicas, Eva que recibía la nota sin abrirla siquiera la rompía en mil pedazos, dándole a entender que en el mejor de los casos solo serían compañeros del colegio.

Sonó el timbre que anunciaba el comienzo de una nueva clase, no se sentía con fuerzas para acudir, así que se dirigió a los lavabos y se encerró en un servicio y lloró amargamente durante mucho tiempo. Volvió a oír el timbre que anunciaba que la clase había terminado, prefirió seguir ahí encerrado ahora no podría salir su cara delataría que había llorado y lo que menos quería era que se burlasen de él.

Cuando comenzó la siguiente clase, salió se lavó la cara y dispuso a salir de los aseos, no podría irse a casa sin su cartera no podría justificar a su madre porque había faltado a clase, esperaría a que terminase ésta y recogería sus pertenencias cuando saliese el profesor.

Cuando llegó a casa subió a su cuarto dijo que no se encontraba bien y que comería más tarde ahora no tenía ganas, se tumbó en la cama y las lágrimas brotaron y corrían por su mejillas quería no llorar pero era superior a él, se sentía abatido pero no estaba dispuesto a hundirse.

Tenía dos opciones enfrentarse a la realidad superando su desengaño o  fingir que no había pasado por ese trance, descartó la última opción porque sabía que a larga la realidad siempre le traería pesadumbre así que asumió que la vida no era un camino de rosas.

La mañana amaneció gris, lluviosa y fría, en cierto sentido era mejor así, no acudiría al patio en el recreo sino a la biblioteca y no se enfrentaría a verla aunque sabía que así no avanzaba a superar su desengaño pero no había dormido bien la chica de sus sueños le había quitado el sueño pasándose la noche en vela y sin duda no estaba con todas sus defensas en alerta.

Cuando sonó el timbre para el recreo, decidió que saldría al patio al fin y cabo más pronto que tarde tendría que pasar el cáliz de enfrentarse al rechazo de Eva y continuar su relación solo de compañeros del colegio. El sirimiri que caía hacía que los alumnos se agolparan en los soportales de entrada que había en las puertas de entrada a la zona de aulas. Se dejó caer sobre una columna mientras ojeaba a su alrededor por ello se sobresaltó cuando oyó su nombre, -Juan-, Juan Sánchez, miró a su derecha dónde provenía la voz que le llamaba, -sí, soy yo- -¿Quién eres tú?- Rosi Gómez, estuvimos juntos en cuarto curso con D. Frutos Reyes. Les costó reconocer a esa chica que tenía delante, morena 170 delgada, con aquella de unos cuantos años atrás, solo los hermosos ojos verdes que ahora resultaban más grandes en su delgada cara y realzaban aún más si cabe una belleza extraordinaria que resaltaba con un perfecto cuerpo que enviarían muchas chicas. No tuvo tiempo a reaccionar cuando la chica ya le abrazaba dándole dos besos mientras decía que le alegraba verle, acababa de llegar a ese instituto y era bueno encontrar viejos amigos.

Eva y Loli, veían la escena desde el otro extremo del soportal, habían conocido a Rosi esta misma mañana cuando se había incorporado a la clase venía de otra ciudad por motivos de trabajo de su padre de ahí que se incorporara casi al final del primer trimestre. Llamaba la atención no solo su atractivo sino por su modo de vestir elegantemente. ¿De que conocerá esa a ese gordo? El cruel comentario de Loli sobre el hecho de que Rosi saludase a Juan tan afablemente provocó en Eva un rechazo inequívoco y miró a su amiga con una cara que pareció fulminarla. Pero ésta respondió airadamente ¿no estarás celosa?. Jajaja, rio como para quitarle importancia a su comentario.

Eva quedó pensativa no sabía bien que le había roído por dentro pero no le gustó nada ver a Rosi besando tan efusivamente a Juan aunque no entendía bien porque tan solo un día antes no se había dignado a leer lo que parecía ser una declaración amorosa.

Todo parecía haber cambiado dentro de ella y todo estaba mal se dijo para sí, había cercenado toda posibilidad de acercamiento más allá del normal de unos compañeros de colegio y ahora sentía rabia e impotencia por su cruel e infantil comportamiento, sin duda que le pidieran salir mediante una nota parecía ingenuo ya que con dieciséis años no esperaba esta ridícula manera de declararse.

A la salida de clase vio a Rosi y Juan salir juntos de colegio quería seguirles pero su amiga Loli se percató de su maniobra y le preguntó -¿se puede saber que ocurre contigo?- No pudo evitar que las lágrimas brotaran en sus mejillas, -creo que he perdido la oportunidad de conocerle me parece un chico genial y me he dejado llevar por estúpidos perjuicios.- Cincuenta metros más adelante Juan cogió a Rosi por la cintura y parándose en seco se besaron apasionadamente.

Bebía de su propia medicina, comprendía el daño que podía haberle causado al romper la nota pero se dijo que amar es sufrir y ambos habían bebido un trago amargo, estaba dispuesta a buscar una segunda oportunidad y no dejarla pasar.

Eran inseparables llegaban juntos al colegio y juntos estaban en el recreo y a la salida parecía que no existiesen los demás compañeros del colegio cuando Juan y Rosi estaban juntos, solo las clases que no compartían les separaba y Eva no encontraba el modo de acercarse a Juan, Loli estaba de los nervios viendo a su amiga consumirse añorando lo que nunca le había pertenecido y no entendía ese cambio en su amiga.

El curso llegó a su fin y durante los meses de verano no tendrían oportunidad de volverse a ver, Eva marchaba a un pueblo de la costa donde sus padres tenían un apartamento. al menos su amiga Loli la acompañaría durante el mes de agosto para pasar juntos este caluroso mes.

Septiembre, iba a deparar sorpresas para todos, Eva volvía a cambiar de ciudad por causa del trabajo de su padre, había vivido una experiencia maravillosa junto a un chico del cual se había enamorado desde parvulitos y al verlo cuando fue a ese instituto le llevó a vivir un historia de amor que ambos sabían que tenían más pronto que tarde un final. Ella sufría mucho los cambios de colegio no acababa de cuajar amistades y necesitaba sentirse querida y él, él necesitaba que le quisiesen tras su fracaso, con esa premisa de que la distancia iba a hacerles daño se dejaron llevar, los primeros besos, las primeras caricias, se amaron pero no se hicieron daño cuando se despidieron era un final anunciado.

El verano no había borrado de la cabeza de Eva a Juan y el curso iba a resultar decisorio para ambos, centrados en sus estudios ninguno de los dos se atrevía a dar el paso para un acercamiento ahora que él no estaba con Rosi y Eva deseaba que él diera el primer paso si aún sentía algo por ella.

La entrega de los certificados que acreditaban su matrícula de honor a los alumnos que lo habían logrado hizo que ambos subieran al escenario donde junto con otros dos compañeros más eran los únicos de los doscientos cincuenta alumnos que lo habían logrado, tras la entrega de los mismos y felicitarse los cuatro, Juan alegró el corazón de Eva y le hizo sonrojar con una frase que le dejó anonadada, -tu belleza es comparable con tu inteligencia si por mi fuera yo le daba matrícula de honor-, solo pudo responder –gracias- Tú eres un chico genial.

Se animó hablar y mirándola a la cara le dijo. -Yo sueño con salir contigo-

Sus bocas buscaron sus besos, se cogieron por la cintura y sin importarles que todas las miradas estaban centrados en ellos se besaron con pasión.

 

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