Este verano vuelve la ópera a Cabra con «Aída» de Giuseppe Verdi

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Como adelanto de lo que será la programación cultural de verano en «A pie de barrio», la Delegación de Cultura acaba de cerrar con Concert Lírica Internacional,  para el 14 de Agosto la puesta en escena de la más popular de las óperas italianas, la situada en Egipto, en Memfis y Tebas, en tiempos del poder faraónico: Aída. Será en el Teatro El Jardinito.

Aída (1871), obra de madurez de Giuseppe Verdi, –escrita por encargo del jedive de este país y estrenada en El Cairo–, es probablemente la ópera más popular de la lírica italiana. La célebre acogida triunfal de los guerreros al son de las trompetas del segundo acto, «Gloria all’Egitto», o la conocidísima aria de tenor «Celeste Aida, forma divina» del primer acto son referentes inequívocos del mundo de la ópera.
Es la más representada, la más escuchada, la más retransmitida, la más conocida. Aida es, definitivamente, la ópera más popular de todos los tiempos. Verdi dotó a su sufriente esclava de todo lo necesario para convertirse en la número uno de una historia de triunfos que perdura desde hace más de un siglo y que nada ni nadie parece dispuesto a destronar.
 
Sus coros, los decorados, la majestuosidad de la obra satisfacerá a los aficionados de la ópera y público en general, no sólo de Cabra, también de toda la provincia. 
 
La Delegación de Cultura está cerrando una variada programación para disfrutar este verano de  singulares rincones y lugares con especial atractivo para el tiempo de calor.
  
ARGUMENTO
  
Acto I

En el palacio real de Memfis, Radamés, capitán egipcio, tiene la esperanza de poder dirigir a la armada egipcia contra el ejército etíope invasor. Radamés está enamorado de la esclava Aida, que sin embargo es una princesa etíope. Radamés no sabe que luchando contra el ejército etíope va a luchar contra el pueblo y el padre de la misma Aida. Amneris, princesa egipcia está también enamorada de Radamés y observa el interés que éste manifiesta por su esclava, lo cual enciende su caracter celoso. Aida se encuentre en la disyuntiva de querer que Radamés no perezca en la guerra pero por otra parte no desea que su padre muera en la contienda.
  
Acto II

Radamés ha vencido y el pueblo se prepara para la ceremonia de bienvenida. La princesa Amneris también lo está esperando, pero decide poner a prueba a su esclava Aida y le dice que Radamés ha muerto en la batalla. El dolor que manifiesta la esclava la delata inmediatamente, y acaba de desubrirse cuando aflora la alegría al revelarle Amneris que Radamés está vivo. Amneris la amenaza y Aida le suplica que le deje lo único que tiene, el amor por Radamés.
Radamés es recibido con toda la pompa en una de las escenas más famosas de la historia de la ópera, que enmascara el auténtico sentido dramático de esta obra. Amneris lo corona como vencedor ante la mirada de Aida.

Entran los prisioneros etíopes entre los que se encuentra Amonasro, padre de Aida que se ha disfrazado de esclavo. Aida lo reconoce pero no lo delata como rey. Radamés se muestra compasivo con los vencidosy los quiere liberar. Los sacerdotes se oponen y finalmente se llega al acuerdo de que permanecerán cautivos Aida y Amonasro.

El rey recompensa la acción de Radamés entregándole la mano de su hija Amneris, lo que sume a Radamés y a Aida en una tristeza aún mayor.
  
Acto III

En un templo a orillas del Nilo llegan Ramfis y Amneris. La princesa debe pasar horas en oración como lo mandan los sacerdotes.
A ese mismo lugar llega Aida, que se ha citado con Radamés. Antes de que éste llegue, aparece Amonasro y le pide a su hija que le sonsaque los planes del ejército egipcio y así pueda ser atacado por los etíopes. Aida se niega en un principio, pero presionada por su padre acaba prometiéndole que hará lo que le pide.
Efectivamente, cuando Radamés llega, a Aida le cuesta bien poco sacarle la información que su padre desea y planean huir juntos. Amonasro, jubiloso, se dispone a marchar con ellos dos, pero Radamés reconoce que su acto ha sido una traición. Amneris abandona la oración y se da cuenta de lo que allí ha sucedido, acusa de traición a Radamés y entrega su espada a Ramfis.
  
Acto IV

Radamés está bajo el poder de los sacerdotes, Amneris está furiosa por ello y le dice a Radamés que se disculpe ante ellos. Radamés que percibe que la boda con ella sería inevitable se niega.
Radamés es llevado a juicio y es condenado a muerte. Amneris se desespera y llega a insultarlos, pero nada hace cambiar el parecer de éstos.
En el templo de Fthà, se ha abierto una tumba y en ella entra Radamés. La piedra que la cierra deja a Radamés sepultado en vida, pero entonces percibe otra presencia en la tumba, es Aida que desea morir con él. Amneris desesperada llora sin saber que la tumba ha reunido por fin a los dos amantes.

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